Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
NAUFRAGIOS Y COMENTARIOS




Comentario

De cómo los indios de la tierra vienen a vivir en la costa del río



Cuando las aguas están bajas los naturales de la tierra adentro se vienen a vivir a la ribera con sus hijos y mujeres a gozar de las pesquerías, porque es mucho el pexe que matan, y está muy gordo; están en esta buena vida bailando y cantando todos los días y las noches, como gente que tienen seguro el comer; y como las aguas comienzan a crescer, que es por enero, vuélvense a recoger a partes seguras, porque las aguas crescen seis brazas en alto encima de las barrancas, y por aquella tierra se extienden por unos llanos adelante más de cien leguas la tierra adentro, que paresce mar, y cubre los árboles y palmas que por la tierra están, y pasan los navíos por encima de ellos; y esto acontesce todos los años del mundo ordinariamente, y pasa esto en el tiempo y coyuntura cuando el sol parte del trópico de allá y viene para el trópico que está acá, que está sobre la boca del río del Oro; y los naturales del río, cuando el agua llega encima de las barrancas, ellos tienen aparejadas unas canoas muy grandes para este tiempo, y en medio de las canoas echan dos o tres cargas de barro, y hacen un fogón; y hecho, métese el indio en ella con su mujer e hijo y casa, y vanse con la cresciente del agua donde quieren, y sobre aquel fogón hacen fuego y guisan de comer y se calientan, y ansí andan cuatro meses del año que dura esta cresciente de las aguas; y como las aguas andan crescidas, saltan en algunas tierras que quedan descubiertas, y allí matan venados y antas y otras salvajinas que van huyendo del agua; y como las aguas hacen repunta para volver a su curso, ellos se vuelven cazando y pescando como han ido, y no salen de sus canoas hasta que las barrancas están descubiertas donde ellos suelen tener sus casas; y es cosa de ver, cuando las aguas vienen bajando, la gran cantidad de pescado que deja el agua por la tierra en seco; y cuando esto acaesce, que es en fin de marzo y abril, todo este tiempo hiede aquella tierra muy mal, por estar la tierra emponzoñada; en este tiempo todos los de la tierra, y nosotros con ellos, estuvimos malos, que pensamos morir; y como entonces es verano en aquella tierra e incomportable de sufrir; y siendo el mes de abril comienzan a estar buenos todos los que han enfermado.

Todos estos indios sacan el hilado que han menester para hacer sus redes de unos cardos; machácanlos y échánlos en un ciénago, y después que está quince días allí, ráenlos con unas conchas de almejones, y sale curado, y queda más blanco que la nieve.

Esta gente no tenía principal, puesto que en la tierra los hay entre todos ellos; mas éstos son pescadores, salvajes y salteadores; es gente de frontera, todos los cuales, y otros pueblos que están a la lengua del agua por do el gobernador pasé, no consintió que ningún español ni indio guaraní saliese en tierra, por que no se revolviesen con ellos, por los dejar en paz y contentos; y les repartió graciosamente muchos rescates, y les avisó que venían otros navíos de cristianos y de indios guaraníes, amigos suyos; que los tuviesen por amigos y que tratasen bien.

Yendo caminando un viernes de mañana, llegóse a una muy gran corriente del río, que pasa por entre unas penas cortadas, y por aquella corriente pasan tan gran cantidad de pexes que se llaman dorados, que es infinito número de ellos los que contino pasan, y aquí es la mayor corriente que hallaron en este río, la cual pasamos con los navíos a la vela y al remo. Aquí mataron los españoles e indios en obra de una obra muy gran cantidad de dorados, que hobo cristiano que mató él solo cuarenta dorados; son tamaños que pesan media arroba cada uno, y algunos pesan arroba; es muy hermoso pescado para comer, y el mejor bocado de él es la cabeza; es muy graso y sacan de él mucha manteca, y los que lo comen con ella andan siempre muy gordos y lucios, y bebiendo el caldo de ellos, en un mes los que lo comen se despojan de cualquier sarna y lepra que tengan; de esta manera fue navegando con buen viento de vela que nos hizo. Un día en la tarde, a 25 días del mes de octubre, llegó a una división y apartamiento que el río hacía, que se hacían tres brazos de río: el uno de los brazos era una grande laguna, a la cual llaman los indios río Negro, y este río Negro corre hacia el Norte por la tierra adentro, y los otros brazos el agua de ellos es de buena color, y un poco más abajo se vienen a juntar; y ansí, fue siguiendo su navegación hasta que llegó a la boca de un río que entra por la tierra adentro, a la mano izquierda, a la parte del Poniente, donde se pierde el remate del río del Paraguay, a causa de otros muchos ríos y grandes lagunas que en esta parte están divididos y apartados, de manera que son tantas las bocas y entradas de ellos, que aun los indios naturales que andan siempre en ellas con sus canoas, con dificultad las conoscen, y se pierden muchas veces por ellas; este río por donde entró el gobernador le llaman los indios naturales de aquella tierra Iguatu, que quiere decir agua buena, y corre a la laguna en nuestro favor; y como hasta entonces habíamos ido agua arriba, entrados en esta laguna íbamos agua abajo.